Por Marlenny Peña
Tenía 18 años cuando decidí hacer mi primer Work and Travel. Aún recuerdo lo nerviosa que estaba en el consulado, y más aún cuando llegó el momento de partir. Por supuesto, era sólo una niña que nunca había salido sola de su casa, y mucho menos durar tres meses lejos de su hogar. Miro en retrospectiva, y lo recuerdo con tanto agrado; y es que esa experiencia me hizo crecer tanto. Aquella niña que partió no fue la misma que regresó, ese verano me enseñó tanto:
- Perfeccioné mi inglés. Si, yo pensaba que sabía inglés, pero aceptémoslo no es lo mismo saber inglés aquí en RD donde nunca lo hablamos, que allá donde tienes que sacar de “dónde no hay” para comunicarte con todo el mundo. O lo aprendes o lo aprendes. Si eres como yo, andas con un diccionario pequeño.
- Aprendí que cada cultura es diferente, y que tienen realidades diferentes a las nuestras. Aprendemos a ver el mundo desde una perspectiva distinta y a entender que no necesariamente porque en tu país se hagan las cosas de una manera están bien, y la de ellos mal; o viceversa.
- Aprendí a ser más tolerante con los demás, a aceptar y respetar las diferencias con aquellos roommates con los cuales conviví y trabajé.
- Fui más independiente. Allá todo lo hacemos nosotros mismos; no hay nadie para hacerte la cama o lavarte la ropa, quien te cocine, o quién te friegue los mis platos. No digo que aquí en RD no tuviera responsabilidades en la casa, pero no es lo mismo trabajar, y hacerlo todo tú. A 18 años en nuestro país siempre tenemos a alguien; pero allá sólo nos tenemos a nosotros mismos.
- Aprendí el valorar más el dinero. Mi primera vez viviendo sola, y manejando mi propio presupuesto.
- Me preparó para mi vida profesional. El ver cosas diferentes, convivir con personas tan diferentes en mi ambiente laboral, me brindó la capacidad de adaptación a situaciones nuevas y complejas.
- Conocí el mercado laboral internacional, expandí mi CV y amplió mi interés por crecer y mejorar.
- Networking. Tenemos nuevas relaciones y contactos internacionales. Ampliamos y mantenemos nuestra red de contactos que traspasan fronteras.
- Crecemos. Salimos de nuestra zona de confort familiar, social y cultural que me llevó a una madurez intelectual, social, cognitiva, lógica y de adaptabilidad.
Les cuento que he tenido otras experiencias fuera del país. Luego de terminar mis estudios universitarios hice una maestría en Comunicación Corporativa en la Universidad de Nebrija en España, y una en Communication and Media Technologies en RIT, EEUU; y puedo decir que ninguna de esas dos experiencias vividas me marcaron, definieron y me hicieron crecer tanto como mi experiencia en el Summer Work and Travel. De hecho, mi experiencia en el Summer me preparó mejor para poder vivir estas dos experiencias posteriores con la madurez requerida. Así que si tienes la posibilidad de participar en el Summer Work and Travel, ¡hazlo! Es una experiencia que definitivamente te suma.
Con cariño,
MP.-